Nos acercamos a
una de las Solemnidades más grandes de la Santísima Virgen: la Inmaculada
Concepción. El amor a este misterio es uno de los aspectos más difundidos de la
devoción mariana, tanto en Europa como en América.
El 8 de
diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgó un documento llamado Ineffabilis Deus en el que estableció
que el alma de María, en el momento en que fue creada e infundida, estaba
adornada con la gracia santificante. La Virgen María fue «dotada por Dios con
dones a la medida de su misión tan importante» (Lumen Gentium). Dios bendijo a María más que a ninguna otra creatura.
Ella es «redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su
Hijo» (Lumen Gentium).
El
amor a la Inmaculada Concepción es una de las notas más salientes de la
espiritualidad de la Madre Eufrasia.
En el
año 1900, escribe desde Buenos Aires: ...todo
lo espero por la intercesión de mi Madre Inmaculada. Es María, mi dulcísima
Madre, la que me da esperanza y, casi diría, certeza.
Uno
de los momentos de mayor felicidad y gratitud hacia la Virgen María, lo experimenta
cuando recobran el título de Hijas de la Inmaculada Concepción, en 1904. Así lo
relata a Mons. Grazioli: …“Para obtener
de María esta gracia hemos rezado muchísimo, y el día solemnísimo de la
Inmaculada, nada se ahorró para que resultara con el mayor esplendor; en
nuestra capilla tuvimos cinco misas, una cantada, una lindísima predicación,
cantos, bendición, etc., todo para conmover el corazón tiernísimo de María, la
cual ha sabido recompensarnos abundantemente todo.”
Cuando
ya en 1912, se encuentra en Milán organizando el primer departamento donde se
instalan, adquiere una imagen de la Virgen:
El 12 de Julio nos llegó una hermosa estatua de la Inmaculada, que habíamos
comprado en la casa “Nardini”, alta 60 centímetros, que aún hoy se conserva con
un cariño especial, pues fue nuestra primera compañera en la soledad de esa
fundación.
Ya iniciado el Noviciado, se inaugura y bendice la nueva Capillita: Preparamos todo lo más necesario, y como
siempre nos esmeramos para engalanar a nuestra querida Madre Inmaculada.
En este 8 de diciembre, en que el Papa
Francisco da inicio al Año de la Misericordia, unámonos a las palabras de la
Madre Eufrasia:
“… la Inmaculada me dará fuerza, en Ella
confío”
No hay comentarios:
Publicar un comentario