“La vida humana es un camino. ¿Hacia qué meta? ¿Cómo encontramos el rumbo? La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía.”[1]

Estas personas que nos enseñan cómo alcanzar la meta, son los Santos: cercanos, porque compartieron nuestras fragilidades y nuestras luchas, pero verdaderas estrellas de nuestra vida, porque vivieron las virtudes en forma extraordinaria.

Este blog quiere hacerte conocer a una mujer ejemplar. Hoy la Iglesia, que es Madre de los Santos, está estudiando y valorando sus virtudes y sus obras que hoy perduran: es la Venerable, Madre Eufrasia Iaconis, Fundadora de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires.



[1] Spes Salvi, N° 49

lunes, 8 de junio de 2020

Merendero Villa Inmaculada (Monte Grande) Al servicio del hermano en comunidad


Todo por amor a Jesús.
Venerable Madre Eufrasia



A raíz de la Cuarentena a causa del Covid-19, la situación económica de muchas familias se vio perjudicada y sus necesidades se acrecentaron. La Comunidad religiosa de Villa Inmaculada, Monte Grande, redobló su trabajo para ayudar a que muchas familias tengan comida en su mesa.
Frente a esta situación y al pedido de las Hermanas, tanto las comunidades educativas como personas allegadas, han colaborado para ayudar en la Obra de Villa Inmaculada. Con el aporte de todos, se logró comprar una amasadora, una sobadora y un horno, así como mercadería para continuar solventando las necesidades de estas familias.
Hoy queremos compartir con ustedes esta buena nueva, que vuelve a abrir nuestros corazones a la esperanza y renueva nuestra relación con Dios y el prójimo.

“Los gestos de amor, de preocupación por el otro, son una prolongación de ese abrazo de Dios. Gestos como el que ustedes han realizado, colaborando generosamente para aliviar la tarea de la comunidad de las Hermanas de Villa Inmaculada (Monte Grande), quienes han salido al encuentro de tantos hermanos afectados por la pandemia y el hambre.”[1]





[1] Superiora General de la Congregación Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, Hna. Mabel A. Vetti,

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