“La vida humana es un camino. ¿Hacia qué meta? ¿Cómo encontramos el rumbo? La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía.”[1]
Estas personas que nos enseñan cómo alcanzar la meta, son los Santos: cercanos, porque compartieron nuestras fragilidades y nuestras luchas, pero verdaderas estrellas de nuestra vida, porque vivieron las virtudes en forma extraordinaria.
Este blog quiere hacerte conocer a una mujer ejemplar. Hoy
jueves, 24 de diciembre de 2015
lunes, 7 de diciembre de 2015
La Madre Eufrasia amó profundamente el misterio de la Inmaculada
Cuando
ya en 1912, se encuentra en Milán organizando el primer departamento donde se
instalan, adquiere una imagen de la Virgen:
El 12 de Julio nos llegó una hermosa estatua de la Inmaculada, que habíamos
comprado en la casa “Nardini”, alta 60 centímetros, que aún hoy se conserva con
un cariño especial, pues fue nuestra primera compañera en la soledad de esa
fundación.[3]
Ya iniciado el Noviciado, se inaugura y bendice la nueva Capillita: Preparamos todo lo más necesario, y como
siempre nos esmeramos para engalanar a nuestra querida Madre Inmaculada.[4]