“La vida humana es un camino. ¿Hacia qué meta? ¿Cómo encontramos el rumbo? La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía.”[1]

Estas personas que nos enseñan cómo alcanzar la meta, son los Santos: cercanos, porque compartieron nuestras fragilidades y nuestras luchas, pero verdaderas estrellas de nuestra vida, porque vivieron las virtudes en forma extraordinaria.

Este blog quiere hacerte conocer a una mujer ejemplar. Hoy la Iglesia, que es Madre de los Santos, está estudiando y valorando sus virtudes y sus obras que hoy perduran: es la Venerable, Madre Eufrasia Iaconis, Fundadora de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires.



[1] Spes Salvi, N° 49

viernes, 8 de noviembre de 2013

Episodios de la vida de la Madre Eufrasia: Su labor en el Hospital Italiano de Buenos Aires .

Hospital Italiano de Buenos Aires a fines del siglo XIX
Al comenzar su misión en Buenos Aires, en 1893, la Hna Eufrasia se mostró atenta a todo, evitando perder de vista las dificultades cotidianas que iban surgiendo en su tarea. Si bien ella y sus religiosas, creyeron que nada se interpondría en su labor, la posición anticlerical de la Comisión directiva del Hospital Italiano se les presentó como un problema a resolver.
Este escollo no amedrentó el espíritu de las religiosas. La Madre buscó animarlas para que no perdieran la confianza frente a esta primera misión, de hecho ella dio el ejemplo manteniéndose fuerte y confiada. Centró su trabajo hospitalario en lo religioso; comenzó a ganarse la confianza de los enfermos, y de todo aquel que se le acercaba con un cariño maternal, demostrando interés en ellos y en su salud.
Madre Estanislada Tognoni
La imagen de la Madre que se iba formando aquellos que la conocían, era de una mujer equilibrada, paciente y bondadosa, que marchaba a la cabeza de sus hijas, guiándolas con su ejemplo.
Con su figura piadosa y servicial, ablandó corazones endurecidos y ánimos hostiles, como fue el caso de Ambrosio Tognoni. Éste había impedido a su hija Josefina la posibilidad de hacer realidad su vocación religiosa con las hermanas ursulinas en Como. Mientras se mantenía en su postura negativa, el señor Tognoni se enfermó y fue internado en el Hospital Italiano de Buenos Aires, en donde recibió los cuidados de sor Eufrasia y las hermanas que la acompañaban.
Al ver la personalidad dedicada y amorosa de la Madre con los enfermos, Ambrosio Tognoni se dio por vencido, y  permitió a su hija seguir con su vocación, siempre que fuera una religiosa como aquellas, que lo habían cuidado durante su convalecencia en el Hospital.
Así con su servicio amoroso y dedicado en el Hospital, la Madre Eufrasia conquistó el corazón del padre y de la hija. Josefina Tognoni fue la segunda novicia en Buenos Aires[1].




[1] Información extraída del libro: FERNÁNDEZ, Ana Ofelia ( Servidora): Un carisma en buenas manos. Buenos Aires, Instituto Hijas de la Inmaculada Concepción, 2002. Págs.21, 22, 23.

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